El subidón

Tus movimientos destructivos,
alocadamente fuertes,
sin rumbo y con la fuerza de la vibración.

Saltos de agudos a muy grades,
tonos bocales inducidos sin miedo,
con gritos ensordecedores por el medio siempre.

Pero también y siempre con su ritmo,
siempre con una fuerza,
como mil movimientos cardíacos,
con frases chistosas de tu boca enorme.

Con fuego en unos pies quietos,
con las ganas del dragón de volar,
con la fuerza de de el subidón,
y con tu sudor por ese fuego.

Todo el día continua moviéndose sin control,

continua viviendo

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