Por su mirada incesante
Enterrada
como un demonio
con
un corazón de llamas sin apagar,
completamente
negro.
Obscuro
como el carbón,
oculto
en su mundo,
el
mundo de ellos.
Pero
levantándose de su tumba,
mirando
al cielo enterrado con eses mismos corazones.
Eses
corazones penados, marcados,
esos
mismos se levantan por su fuego,
su
fuego extinto de mortalidad
y
su alegría pésima.
Siendo
únicas,
moviéndose
en la lama como ninguna.
Todas
saben como respiro,
angustiado
por su mirada incesante
Comentarios
Publicar un comentario